contemporánea, hemos contemplado factores heterogéneos; ellos establecen la particularidad de cada poeta y lo fundamental que emerge
de estas voces, diferentes en apariencia, no obstante solidarizadas en lo insondable por el mismo ímpetu, por la misma pasión.
La primera parte de esta antología la dedicamos pues, a poetas con obra y trayectoria importantes, que trascendieron las fronteras de nuestra nación, y sin embargo no todos integran el plantel de los publicitados. Asimismo , en la segunda
etapa se presentan componentes de diversas generaciones, de poetas destacados por su experiencia, aporte valioso al panorama literario nacional y por la difusión de la poesía; y otros, aún en ciernes, como representantes de un futuro prometedor o de un frente inaugural.
Efectivamente la propuesta de este espacio es, en todos los casos, elogiar ese habitar poético del hombre en esta tierra, sin recurrir a clasificaciones, istmos, escuelas, etc. Razón por la cual dejamos en manos de la crítica toda pretensión de análisis estructural o de otra índole
BIOGRAFÍA
Antonio Requeni nació en Buenos Aires en 1930. Publicó los libros
de poemas: Luz de Sueño, 1951; Camino de Canciones, 1953 (Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores); El alba en las manos, 1954; La soledad y el canto, 1956; Umbral del horizonte, 1960; Manifestación de bienes, 1965 (Premio del Fondo Nacional de las Artes y de la VI Fiesta de las Letras de Necochea; Inventario, 1974 (Pluma de Plata del PEN Club), Línea de Sombra, 1986 (Primer Premio Municipal de Poesía); Poemas 1951-1991, 1992; Antología poética (1996); El vaso de agua, 1997 (existe una edición digital de este libro: http://www.lodigital.com.ar/) y Poemas italianos, 2003. En 1977, Ediciones CUlturales Argentinas (ECA) publicó Antonio Requeni, selección de sus poemas con estudio preliminar de Ángel Mazzei.
Libros en prosa: Los viajes y los días, crónicas de viaje, 1961 (Premio del FOndo Nacional de las Artes), El Pirata Malapata, cuentos para niños, 1974; y Cronicón de las peñas de Buenos Aires, 1984 (Primer Premio Municipal de ensayo). Es autor también de las antologías González Carbalho, selección y prólogo, 1961; el Libro del padre, selección y prólogo, 1984, y Travesías, conversaciones con Olga Orozco y Gloria Alcorta, 1997.
Además de las distinciones mencionadas, Antonio Requeni obtuvo el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía, 1984; el Laurel de Plata a la Personalidad del Año, del Rotary Club de Buenos Aires, en 1989; el Premio Konex en dos oportunidades y el Premio Esteban Echeverría de Gente de Letras, en 1990, así como el premio al Mejor Poema Extranjero en el Certamen Internacional de Poesía Sicilia '80, de la Associazione Siciliana per le Lettere e le Arti, Palermo, Italia, en 1980. Ha sido condecorado por el gobierno Italiano con la Orden de Cavallieri Ufficiale. Es miembro de número de la Academia Nacional de Periodismo.
Opciones: Para leer con música pulsar en la tira de You Tube, en la tira lateral derecha.
LA POESÍA
Temblorosa, como una flor desnuda,
te descubrí en la infancia. Simplemente
un susurro, un aroma por la frente,
tu luz en mi palabra ciega y muda.
Como quien ama y con su amor se escuda
de la monotonía de la gente,
conmigo te llevé secretamente,
razón del sueño entre mi fe y mi duda.
lo que en tu nombre amé y hoy es el modo
de una nostalgia que a vivir me ayuda
-susurro, aroma, luz, desnuda rosa-,
con Garcilaso, Rilke, Banchs, Cernuda.
PALABRAS PARA EL ÁNGEL DE CECILIA
Ángel, tú que la guardas, yo te pido
que no la dejes un instante sola.
La vida, bien lo sabes, es a veces
un subterfugio, una expiación, un hábito.
Pero ella es inocente,
su edad se mece todavía
entre las flores del almendro
y los compaces mágicos de Mozart.
Yo sé que no soy digno,
que no merezco la infinita gracia
de hablar contigo, Ángel,
ni siquiera en la lengua rumorosa del verso,
pero lo hago por ella que es ahora
lo más cierto de mí, lo único noble
que acaso un día me redima y salve.
Ángel, hazla sensible y dulce,
haz que sus actos no traicionen su alma
y gobierne su amor el equilibrio
que sostiene en la noche las estrellas;
da sentido a su vida, dale fuerzas
para volcarla en los demás; ayúdala
a descifrar el mundo con las armas
de la ternura y el conocimiento.
Ángel, tú que la guardas, yo te pido
lo que no tengo y desearía
poder legarle: un resto de pureza
y de confianza en el milagro.
Porque ella es inocente,porque ella es tan pequeña que no tiene
sino su propia desnudez, su frágil
modo de estar apenas en la vida.
Yo te lo pido,
no la abandones, Ángel.
VERSOS PARA EL HIJO
Pequeño y asombrado, la realidad tanteas.
De pronto gritas tu hambre y empuñas la cuchara.
Tu instinto en el enigma de vivir se ejercita
y buscas con tu cuerpo lo que yo con el alma.
Tu madre va y regresa con sus cuadernos, cerca
de tu cuna yo leo los versos de un amigo,
mientras tú nos contemplas y sonríes al ángel
que de tu almohada vuela a posarse en mi libro.
Quiero aprender, Fernando, la poesía en tu frente,
porque tuya es la gracia que el poema procura.
Beso en tu rostro un nido de sílabas celestes.
Te acaricio y los dedos se me llenan de música.
Árbol: éste es mi hijo, te pido que le enseñes
a crecer y ser fuerte, a llenarse de pájaros,
a soportar tormentas y a sonreir con flores
aunque la suerte pase junto a él, sin mirarlo.
Un día me iré lejos y no me verá más,
pero por ti mi sangre seguirá navegando,
y por ella un barquito de papel, mi ternura,
ésta que ahora te nombra, simplemente, Fernando.
PIEDRA LIBRE
El padre juega con sus criaturas.
La cara vuelta contra la pared
y el brazo levantado hasta los ojos,
está contando como si llorara.
Y mientras cuenta sus criaturas crecen,
van por el mundo, suben escaleras,
se enamoran o estudian geografía.
Cuando termina de contar, el padre
entra en los cuartos y revisa los muebles.
Apenas ve. ¿Quién apagó las luces?Su voz, que ha enronquecido, los invita
a dejar de una vez sus escondites.
Y los hijos regresan, jubilosos.
¡Cómo han crecido! Son casi tan altos
como los sueños que en su juventud
solían desvelarlo dulcemente.
¡A contar! ¡A contar! - exclama el padre.(Los grandes siempre vuelven a ser niños).
Y los hijos se apoyan contra el muro,
hunden la frente entre los brazos. Cuentan.
Y mientras cuentan -once, doce, trece...-el padre se va haciendo pequeñito.
Cuando terminan de contar lo buscan.
Lo buscan pero el padre no aparece.
Se ha escondido debajo de la tierra.
UN PÁJARO
Podemos llamar Dios al sentido
Desde su frágil pecho un manantial
se abre en cauces de luz por su garganta.
Es el canto de un pájaro que canta
en un parque vacío y otoñal.
No se conmueve nadie. Siempre igual
el sueño de la piedra y de la planta.
Ninguno oye el milagro que levanta
su melodía inútil e inmortal.
En Buenos Aires, la ciudad querida,
flota, y es una gracia inadvertida
la parábola ardiente de esa voz.
¿Es el canto de un pájaro? Quién sabe...
Acaso no es un canto ni hay tal ave.
Quizá nos habla en este instante Dios.
leyendo una revista.
Sentada, hojea nuestra alma
(grabados con leyendas neblinosas
y excesivas erratas en el texto).
Extrae luego un lápiz y descifra
las palabras cruzadas. Dobla ahora
ya las últimas páginas. Bosteza.
Cruza las piernas. Fuma un cigarrillo.
Hasta que suena un timbre y se levanta.
va de un extremo al otro
de la noche que imita una pizarra.
Cielo rectangular donde dibuja
la ecuación algebraica del misterio.
De su tiza los signos y los números
crecen y se procrean -multiplican-
o se separan con dolor -dividen-
para unirse, quizá, en el infinito.
Luego se asoma al cero de la nada
y de su pozo extrae constelaciones
de ignotas "x" y encendidos múltiplos.
los aromas alumbran el profundo
corazón del misterio, son el hálito
más dulce de la gracia. Voluptuosos
racimos de glicinas, azahares,
el jazmín niño y la opulenta rosa,
beben los jugos de la tierra y alzan
en sus copas la alquimia
para que los humanos se consuelen
de no encontrar a Dios, de no ser ángeles
en la inmortalidad de la Belleza.
Voces que exhalan o modulan
la síntesis aérea del milagro.
Nardo sensual, sutil dama de noche,
el humilde junquillo y la retama.
Yo era niño y cruzaba entre perfumes
el país del asombro. Todavía
me es dado regresar cuando aproximo
a mi rostro unos pétalos balsámicos
y el alma, venturosa, se aligera
y en un temblor parece evaporarse.
Pura embriaguez del éxtasis. Aromas.
2 comentarios:
Felicitaciones Elisa por este trabajo, desde la música elegida que nos hace transitar por todos los caminos acompañando a la calidad y calidez del poeta-que ya conocemos-. Bellísimos sus poemas para leer y sentir.Un beso muy grande para vos y un abrazo muy fuerte para Antonio. Miguel Madrid.
Querido Antonio, gran poeta que descubrí por allá, hace ya tiempo, en las páginas domingueras de La Nación y cuyos recortes guardo en celosas carpetas. "Piedra libre" poeta de la sencillez que siempre ahonda, la que dice verdad cuando ella dice, poeta de la palabra con sentido, con perfume, con música, con brillo y con todo el dolor que es necesario.
Sí, yo también sigo jugando a las escondidas y no sé si es mi turno de esconderme.
Gracias en nombre de la Poesía
Con mi abrazo siempre
LONG-OHNI
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